Desde hace unos meses he estado trabajando en Santiago, justo me toco vivir el cambio del sistema de transporte tradicional al Transantiago. Me queda claro que hay distintas realidades, y que «el cuarto poder» muestra aquella que más le conviene, y se aprovecha del sistema como un buitre.
A mi me ha tocado experimentar el lado feliz del nuevo sistema. En la calle por donde transito todos los días ahora no pasan buses y fueron suprimidos los paraderos. Antes no se podía conversar sin gritar, y habían sectores con tanta gente que uno no podía pasar sin pensar en los infaltables lanzas. Hoy solo fluyen autos y el nivel de ruido bajó considerablemente. Y cuando digo fluyen quiero decir que la calle que es de 4 pistas esta casi siempre vacía. Antes teníamos que cerrar las ventanas para trabajar, hoy escuchamos hasta los ruidos que vienen de la plaza que está al otro lado de la calle. Si hasta se pueden sentir las pisadas de los tacos de las mujeres al caminar.
La realidad de una gran cantidad de personas es mucho mas dura, pero no hay quedarse con el matiz que lo muestra la prensa. Hoy mi amigo Josefo publicó su experiencia con Transantiago, con un excelente título : Transantiago : De defensor incondicional a ‘Usuario afectado’. De todo lo que he leído y escuchado, es el mas cercano a mi propia visión, pero escrito con maestria.
Actualizacion: Les recomiendo leer el analisis de JCI respecto al Transantiago, como parte de los Friday Rants